Un buen día asomé la cabeza a la luz; hacía un calorcito muy agradable y una luz muy tranquilizadora me daba en la cara. Intenté ver a mi alrededor y me dí cuenta que no podía moverme que solo podía ver a el que tenía delante de mí ligeramente inclinado hacia abajo, para eso era un girasol, estaba dentro de una enorme hilera de girasoles dentro de un enorme campo de girasoles.
Toda mi existencia se limitaba a estar mirando un poco hacia abajo y casi en la dirección de la salida del sol, aunque nos llamemos girasoles todos miramos siempre en la misma dirección y sin movernos, la dirección es siempre la misma independientemente de la dirección del campo o la zona de siembra.
Yo decidí que quería ver que era ese calorcito que por las mañanas sentíamos en la cara y que por la tarde sentíamos en la espalda y, puesto que no podía moverme decidí crecer más que los otros para poder ver por encima de ellos; bien conseguí ser más alto que ellos y ver un poquito más pero en vez de verle la espalda al de delante conseguí verle la cabeza y algo más a los tres o cuatro de delante.
Volví a pensar y creí que girando la flor podría ver muchas más cosas y no sin muchísimos esfuerzos conseguí girar la cabeza y ví que lo que nos calentaba era un enorme disco de luz, esta luz podría llegar a hacerme daño puesto que si no me daba por la mañana en la cara y por la tarde en la espalda me quemaría la cara o la espalda. También conseguí ver que estaba dentro de un enorme campo de girasoles con millones de girasoles; los de mí alrededor me decían que no me moviera que no nos estaba permitido movernos pues si nos movíamos no podríamos crecer todo lo que debiéramos y no cumpliríamos nuestro cometido que es dar hermosas pipas. También conseguí ver, a lo lejos, lo que me di cuenta que era una especie de arboles mucho más grandes que los girasoles pero con mucho menos color, solo eran verdes.
Seguí dándole vueltas y pensé que si sacaba mis raíces de la tierra y conseguía moverlas me podría desplazar a lo largo de este campo de girasoles y podría ir a saludar a los arboles de mas allá del campo…
Hay veces en que si te conformas con lo que ves puedes parecer muy feliz ya que no pareces necesitar nada mas puesto que tampoco vislumbras nada más ni tienes necesidad de ver a tu alrededor; el problema empieza cuando empiezas a ver más cosas y empiezas a hacerte más preguntas porque una respuesta, normalmente, solo te lleva a mas preguntas y a hacerte mas ¿sabio?.
Sacad las raíces del suelo, poneos a caminar y no paréis de haceros preguntas
4 comentarios:
hola señor girasol, muy bonita historia pero ¿de dónde sacas tantas ideas para escribir? chico listo eh?yo creo que ay que estirarse lo más que podamos pero no sacar las raices del todo porque si lo hacemos ..sin raices no se puede vivir y moririamos.beeeesos y cuidado con el sol que estos días está que pela.
cuidaditooo girasoles!!
q hay q tener cuidado con el sol
q este verano qema un poco, os lo digo por esperiencia ;)
** bonita historia señor girasol**
Hay que tener cuidadito con el sol que nos quemamos¡¡¡¡
Son muchas horas solo dandole vueltas a la inmensidad del universo.
Besos
Que bonita planta y que bonitos hacen los campos.
Me gusta la historia y su moraleja.
Un beso, de otra quemada, aunque por suerte este mes es solo por el sol... ;-)
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